La vida de los creadores de superman dista bastante de haber sido placentera.
Esta nota pretende contar como dos jóvenes talentosos, pero ingenuos, fueron engañados por un grupo de empresarios, que solo pueden ser considerados como ladrones y estafadores.
En el año 1938, el hombre de acero aparecía por primera ves en el legendario Action comic numero 1. Esas primeras páginas fueron uno de los sucesos editoriales más grandes del siglo XX. Llegando a vender más de 6 millones de historietas por semana, cualquier producto con la gran s era éxito asegurado.
La National Comics ( hoy DC ) se estaba llenado los bolsillos de dólares con la creación de Siegel y Shuster, pero los dos artistas neoyorquinos solo estaban recibiendo migajas.
En el año 1943, Siegel es llamado para servir en el ejército durante la segunda guerra mundial. A su vuelta, este descubre que la empresa para la que trabajaba se había apropiado de otro de sus personajes, Superboy.
En 1947 los dos colaboradores decidieron hacerle juicio a sus empleadores, reclamando parte de las ganancias que se habían generado gracias a ellos. Desgraciadamente, un par de judíos pobres del Bronx no eran rivales para una poderosa compañía con docenas de abogados.
Superman jamás fue registrado, así que para la justicia estadounidense LA NATIONAL era la legítima poseedora de los derechos de publicación.
Casta escrita por Liebowitz, dueño de nacional comics a jerry Siegel:
Me gustaría dejar constancia ahora de lo molesto del tono y el contenido de sus recientes cartas. He intentado ser razonable ante su irracionalidad, sólo para ser bombardeado con sarcasmo e insultos. Cuando volvió del Ejército, consideré que podría llevarle algo de tiempo reajustarse, y fui considerado con la situación. Mantuve varias conversaciones con usted, le di sinceramente la bienvenida y hablamos sobre la renovación de su contrato a punto de expirar. Expresé el deseo de que mantuviésemos una asociación duradera. Parecimos estar completamente de acuerdo y en armonía, pero tras regresar a su casa, sus cartas comenzaron a indicar un cambio de actitud.
Se quejó sobre la supervisión editorial, y sobre Weisinger y Schiff. Con el deseo de ser lo más cooperativo posible y deseando contentarle, designamos a Boltinoff para trabajar con usted. Pero, tan pronto como Boltinoff tuvo ocasión de criticar una de sus sinopsis, a usted ya no le gustó. Usted antes ya había abandonado la política de sentarse con el equipo editorial para discutir las historias –una política que reporta aceptaciones y una producción equilibrada. Usted declara en una carta que nuestros editores “pueden ayudar enormemente concediendo que sé más que ellos sobre Superman, y dejando de rechazar toda mi producción”. Parece olvidar que esos hombres son editores capaces, que su interés es producir revistas bien equilibradas que vendan, y que han sido capaces de hacerlo con una larga lista de revistas –incluyendo incluso muchas revistas de Superman y Action Comics con las que usted no tiene nada que ver. En conexión con esto, podría también señalarse que se le pagó por un material que no escribió mientras estuvo en el Ejército (una situación, por cierto, que se mantiene hoy en día) y se le envió sin que lo hubiera solicitado un cheque por la cantidad de 6.000$ al final de 1945 –un cheque del que parece no tener conocimiento, a pesar de que lo cobrase.
Las ventas de las revistas se han incrementado. El hecho de que los ingresos debidos a Superman a través del sindicato hayan caído mientras usted no estaba escribiéndolo, puede no deberse totalmente o siquiera en parte a pobres guiones, sino a cualquiera de muchos otros factores: (1) El volumen de negocio del sindicato durante la guerra se paralizó. (2) La falta de papel de periódico y consecuente falta de espacio causó la cancelación de muchas secciones, incluyendo cómics. (3) El sindicato McClure no realizó ventas durante la guerra. En realidad, debido a condiciones internas en el sindicato, ha habido poco esfuerzo en vender durante varios años.
Continuará
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